Agua y adaptación

El derecho al agua es un tema que (Re)sources lleva promoviendo y defendiendo desde 2005, como derecho fundamental para el desarrollo humano.

A pesar de estos datos sobre el vínculo entre el agua y el clima, y de sus esfuerzos durante las negociaciones de la COP21, la comunidad del agua se mostró decepcionada por el hecho de que el Acuerdo de París no mencione directamente el agua en su texto, a diferencia de la alimentación, por ejemplo. Dicho esto, varios puntos del Acuerdo contribuirán a hacer avanzar la causa del agua en relación con la lucha contra el cambio climático: el reconocimiento de los derechos humanos, la Agenda post-2015, el reconocimiento del papel de los actores locales y regionales, la revisión en 2020 de las contribuciones nacionales y la importancia de la financiación de los proyectos de adaptación.

El análisis de las 119 contribuciones de la CMNUCC revela que los tres sectores prioritarios para la adaptación son el agua (89 Partes), la agricultura (82) y la salud (67). Esto confirma el papel predominante del agua en las políticas de adaptación al cambio climático. En efecto, además de ser el sector más citado, los estrechísimos vínculos entre el agua y la agricultura, así como entre el agua y la salud, lo convierten en una eficaz palanca de acción para las políticas de desarrollo de los países afectados por el cambio climático.

El agua se menciona principalmente a través de cuatro temas prioritarios: agricultura, gestión de riesgos (variabilidad meteorológica/hidrológica), gestión integrada de los recursos hídricos y agua potable.

La gestión del litoral y la pesca, cuestiones frecuentemente planteadas por las Partes, constituyen a veces un ámbito prioritario para la adaptación (y, por tanto, se mencionan independientemente de las acciones vinculadas a la gestión del agua o a la preservación de los ecosistemas).

Las presas también constituyen un importante problema de adaptación (refuerzo de las infraestructuras, modificaciones vinculadas a la creciente escasez de recursos, etc.). Cabe señalar que en algunas contribuciones, las presas y la producción de energía a partir de aguas residuales también figuran como acciones de mitigación.

Es lamentable que haya poca conexión entre la sanidad y el sector del agua en términos de adaptación; esto se refleja en el bajo perfil de la cuestión del saneamiento en las contribuciones nacionales.